Proverbios 14, 16, 18-20

Quien sea que haya acuñado la frase «la sociedad de la aspirina» parece tener razón. Vivimos en una época donde un gran número de personas en el mundo toma medicamentos para aliviar los sufrimientos, muchos de los cuales se relacionan con la tensión emocional. Según un artículo escrito en el año 2011, las prescripciones para el tratamiento de la depresión aumentaron en un treinta por ciento entre 1996 y 2007 en pacientes que no tenían un diagnostico psiquiátrico.

Sin embargo, la multitud de personas que buscan paz interna no pueden aliviar el dolor emocional de un corazón atribulado mediante la medicina. Son muy pocos los amigos que realmente nos escuchan y que son conscientes de nuestras luchas internas.

La importancia de ser sensible a las necesidades de los demás es vital. Aun cuando no tenga años en el Evangelio, debe saber que Dios puede usarle efectivamente como consejero o amigo sencillamente porque usted conoce al Señor Jesucristo. Claro está que entre más profundice su conocimiento de la Palabra, mejor será su discernimiento y más sabios sus consejos. Los consejeros de Job, por ejemplo, no le hicieron ningún bien y hablaron sin sabiduría. Si tiene tiempo, lea Job 13:3, 4; 16:2; 21:34.

Salomón, sin embargo, elogiaba el valor de un consejero sabio: Como aguas profundas es el propósito en el corazón del hombre, pero el hombre de entendimiento logrará extraerlo (20:5).

Los pensamientos y la motivación de una persona yacen en lo hondo de su ser. Cuando digo «hondo» no me refiero a profundidad; más bien me refiero a esfuerzo. Piense en un pozo una cisterna.  Cuando la persona quiere sacar agua de allí, tiene que hacer un gran esfuerzo. De manera similar, poder llegar a los pensamientos y la motivación de un corazón atribulado requiere un gran esfuerzo, pero un amigo sabio que sabe discernir puede ayudar a extraer esos sentimientos y examinarlos honestamente. Tal como lo dijo un consejero con experiencia: «Todo problema tiene su raíz».

Pensamos que podemos entender nuestros pensamientos y nuestros motivos, pero con frecuencia somos movidos por fuerzas internas que no comprendemos totalmente.

Necesitamos a alguien que pueda examinar nuestro interior y, en otro caso, ser nosotros quienes podamos ayudar a otra persona a hacer eso. Personalmente, creo que eso fue lo que Pablo quería decir cuando escribió: «Sobrelleven los unos las cargas de los otros y de esta manera cumplirán la ley de Cristo» (Gálatas 6:2).

Reflexión: ¿Quién le ofrece un consejo sabio cuando se siente ansioso o deprimido? ¿Qué es lo que hace que esta persona sea tan sabia? ¿Cómo puede ser usted así?

La importancia de ser sensible a las necesidades de los demás es vital.

Charles R. Swindoll Tweet esto

Adaptado del libro, Viviendo los Proverbios  (Editorial Mundo Hispano, 2014). Con permiso de la Editorial Mundo Hispano (www.editorialmundohispano.org). Copyright © 2018 por Charles R. Swindoll, Inc. Reservados mundialmente todos los derechos.